¿Qué estás dispuesta a perder?

Cover Que estas dispuesta a perder

Las grandes corporaciones alrededor del mundo, se sostienen por dos palabras muy importantes, ganancia y pérdida. Para los inversionistas estas palabras provocan dos reacciones, incontrolable alegría o profunda tristeza. Al final del mes o el trimestre cuando tienen que entregar sus reportes a los accionistas, de estas dos palabras tan simples, cuelgan en balanza si mantienen sus empleos o tienen que salir a buscar otro lugar donde desempeñar sus talentos.

Pero para los hijos de Dios ¿Qué sentimientos nos embarga cuando oímos estas palabras? ¿Incontrolable alegría o profunda tristeza? Me pregunto, ¿Qué estamos dispuestas a perder? ¿Fortuna? ¿Fama? ¿Poder? ¿Posición social? ¿Nuestra salud? ¿Nuestra vida? ¿Y qué quisiéramos ganar? ¿Más conocimiento de la Palabra de Dios? ¿Vida eterna para nosotros y nuestros familiares? ¿Una relación más estrecha con Jesús?

El apóstol Pablo tenía todo lo que en aquella época se podía desear, tenía fama, poder, intelecto, conocimiento de la religión de sus padres. Para un judío esto significaba estar en la cúpula, tenía el control; pero cuando conoció al Señor en el camino a Damasco entendió que todo esto no tenía valor y que Él le mostraría cuánto le era necesario padecer y perder por la causa del Evangelio (Hechos 9:15-16). Él mismo dijo lo siguiente:

Cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor a Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas perdidas por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he dejado todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo.” – Filipenses 3:7-8

Cuando Pablo escribió esto tenía más o menos, 60 o 65 años. ¿Puedes imaginar que alguien tome 65 años (es una vida entera) en darse cuenta de qué era verdaderamente importante y qué no lo era? Pasar toda una vida buscando algo, pensando que vas a ganar, creyendo que, si logro tal cosa voy a ser grande, si hago tal cosa me van a reconocer, si alcanzo tal cosa seré rico, y se les van el tiempo en la búsqueda de esa “ganancia”, sólo para darse cuenta que lo único que hicieron fue perder el tiempo.

Pues a Pablo le pasó esto y cuando finalmente entendió lo que Cristo hizo, que dejó todo por amor a la humanidad, dijo yo quiero hacer lo mismo, quiero tomar lo que me queda de vida y entregársela a Dios porque sólo a Su lado soy más que vencedor (Romanos 8:37). Así que, consideró todo lo que humanamente tenía como pérdida y tuvo como basura sus títulos, su honra, lo que aprendió, lo que le enseñaron, lo que logró, ¡TODO! Porque para él nada se compara con ganar a Cristo.

Para el mundo que desconoce a Dios, la ganancia es lo más importante. Ésta se convierte en el principal objetivo de la vida para ellos y debe obtenerse a todo costo. Pero para los hijos de Dios es a través de la pérdida que en realidad encontramos la ganancia, cuando perdemos nuestro orgullo, nuestra envidia, nuestra autosuficiencia, nuestro amor al dinero y cosas materiales, y principalmente nuestro pecado, es cuando en realidad hemos ganado.

Hay gente que cree que la ganancia es tener un título, o estar frente a multitudes. Hay otros que piensan que ganar es tener mucho dinero y posesiones, pero ¿De qué sirve ser aplaudido por multitudes y que tu familia sea un desastre? ¿De qué sirve ganar todo el mundo si se pierde tu alma? (Mateo 16:26). Pablo oraba diciendo quiero que el amor hacia Dios crezca, sólo así tendrán el discernimiento necesario para  escoger lo mejor, lo que realmente es ganancia y desechar lo que realmente es pérdida (Filipenses 1:9-11).

Jesús dijo:

No os hagáis tesoro en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde los ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde los ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” Mateo 6:19-21

Nuestra ganancia no se mide en premios, dinero o reconocimiento, la gente común y corriente busca estas cosas, pero ustedes busquen “primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas las cosas van a ser añadidas” (Mateo 6:33), Él nos llama a buscar lo eterno, a buscar aquello que el ladrón no puede robar ni la polilla no puede corromper, a buscar lo que entra en nuestras vida y no se va jamás, y a veces en vez de buscarlo, dedicamos nuestro tiempo a cosas pasajeras, que vienen y van, y nos envolvemos en la vanagloria, que no es más que la gloria pasajera de esta vida.

Una vez más, nuestra ganancia no se basa en quienes somos o lo que tengamos, se basa en cuánto perdemos por amor a Cristo, porque cuando creemos perder, es cuando en realidad ganamos, ganamos vida eterna, ganamos bendiciones en la tierra de los vivientes, ganamos respuestas a nuestras oraciones, ganamos la salvación de nuestra alma y nuestra familia, ganamos propósito, ganamos un futuro. Así que, deja entrar al Señor en tu corazón y habrás ganado todo.

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¡DIOS LES BENDIGA!


SOBRE LOS AUTORES

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Dariana Pérez

Dariana es una mente creativa con corazón 2.0, amante de las buenas historias y entusiasta de las ideas, con un anhelo ferviente por llevar el Evangelio a través de todas las plataformas posibles. Licenciada en Comunicación Social y por la gracia de Dios, fundadora de este Ministerio, además de ser parte activa de los equipos de Comunicaciones y el de Alabanza y Adoración en su iglesia.

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